domingo, 20 de agosto de 2017

PASCUA de la HERMANA ALICIA, CON DOLOR HUMANO CERTEZA CRISTINA de que NOS ANTECEDIÓ A LA CASA del PADRE.

  REFLEXIÓN DE OTRO QUERIDO HERMANO;   ROBERTO...
Queridos Eduardo y Cristina: A propósito de lo expresado por la partida de Alicia, a quien no conocí pero me bastan las referencias de Uds., les comento que justo hace pocos días nos tocó vivir de cerca el tema de la muerte.  El cuñado de Mecha hace como 13 años había quedado con hemiplejia y, estos últimos meses, el cáncer lo fue tomando con todas las complicaciones que esto ha generado: a él hasta la muerte y a la hermana de Mecha y su familia el sufrimiento diario de la impotencia frente a algo que no se puede detener.

Llegamos a Artigas para estar en su entierro. Pero sobre todo acompañar a su compañera de toda la vida. No era creyente, por lo tanto “no iba a Misa”. Sin embargo como maestro, director e inspector de Primaria se involucró con todo. También cuando estuvo un tiempo en la Intendencia de Artigas como director de obras. Rescató plata parada burocráticamente, trabajó junto a la gente más necesitada, remangándose más de una vez para que tuvieran cuanto antes algunas mejoras.     Era un tipo extrovertido, cantor, animador de festejos…

Cuando estábamos cerca de la hora de llevarlo al cementerio apareció una señora que invitó a realizar una oración por él y los familiares. Leyó un texto típico de estas ocasiones incluyendo dos o tres lecturas bíblicas, avemarías, padrenuestro, salve … en fin todo con la mejor intención.                 Después que terminó yo quise dar dos testimonios.

Después de decir que como creyente en la Iglesia compartía básicamente mucho de lo que habíamos escuchado, di mi primer testimonio: Dios que es Padre y Madre nos quiere más allá de lo que nosotros podamos imaginar. He podido experimentar en mil oportunidades en mi vida esa misericordia maravillosa que da alas a la esperanza de superación. Y que Él nos mostró el camino: la compasión por los más débiles, buscar la justicia, la verdad, el perdón. Todo sintetizado en su único mandato: vivir el Amor.

El otro testimonio era sobre mi concuñado. Y quienes lo conocíamos sabíamos que se ocupó de ayudar a los niños, adolescentes, estudiantes de magisterio a disipar las tinieblas de la ignorancia con un compromiso reconocido. Como empleado el tiempo que estuvo en la Intendencia se la jugó por cumplir con eficiencia el que la gente accediera a una vida más decorosa. No se llevó un peso, fue transparente en su gestión al punto que cuando por razones partidarias quisieron que no hiciera determinadas cosas que eran de servicio público renunció y no tranzó con componendas. Es decir buscó ser justo y decir la verdad. Y, además, fue un padre cariñoso y vecino querido y respetado.

En este punto me permití unir los dos testimonios y ahí dije que cuando iba en el viaje pensé en que no era la mejor oportunidad para rezar por él precisamente porque nuestro Dios es un Dios de misericordia infinita que nos prometió llevarnos con Él al final de nuestras vidas, sobre todo cuando jugamos en su equipo. Así que al contrario, le pedía que ahora que ya está como más junto a Dios era él que tenía que interceder por los que aún andamos por este mundo.

Cuando se le quiere expresar a un niño que alguien querido falleció muchas veces se le dice que en el cielo hay una nueva estrellita. Yo le pedía que nos ayude a ser estrellas que guiemos a otros por las sendas de la paz, el compromiso, la misericordia y que cada día vayamos caminando juntos hacia una aurora que estalle en un sol radiante de un Dios de Amor que nos una a todos en una felicidad sin final.

De lo dicho a propósito de la muerte de Alicia, me encantó la “santa indignación” (Batman) que les produce algunas formas de expresión de cierta llamada iglesia y que no se corresponden con una lectura de la propuesta de un tal Jesús, mucho más humana,   divina y consoladora que tantas oraciones de castigo.                                          Un abrazo grande.



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