lunes, 14 de agosto de 2017

PASCUA de Dn Julio BONINO, obispo de Tacuarembó -Rivera. Reflexiona el hermano Angel ROCHA..

 No es llamativo que nuestro querido Angel  ROCHA haya tenido la iniciativa de reflexionar sobre la Pascua de Dn. Julio BONINO;  para ello solicitó  la colaboración de un coterráneo de Julio, que exponemos en el blog.  Gracias Angel por tu siempre oportuna exaltación de cristianos laicos o de la iglesia oficial que lo merecen.- 
Julio Bonino, Obispo de Tacuarembó – Rivera, un hombre bueno comprometido con la Palabra y con su Pueblo
Angel Rocha
Comparto estas reflexiones, frente a   la partida física de nuestro querido hermano Julio Bonino, Obispo de Tacuarembó Rivera, con quien compartimos muchas de nuestras historias en los recorridos por los pueblos del interior rural y en particular Tacuarembó.
Julio le gustaba decir que era Obispo de un pueblo “cuyo nombre no bajó de un barco, sino que ya estaba” porque Tacuarembó es de nuestros ancestros.
Lo conocía en la década del ochenta, cuando nos visitó en San José de Carrasco, Canelones, junto con aquel otro grande, Carlos Parteli, que supo ser Arzobispo de Montevideo, en los momentos duros de la dictadura en nuestra sociedad, manteniéndose fiel al Evangelio y a su pueblo,  que lo rodeaba,, quien diría que con los años, Julio ocuparía el lugar que tuvo Parteli en Tacuarembó.

Aprendí con Julio que la Diócesis tenía un Centro de la Memoria dedicado a rescatar la presencia de las poblaciones afroindígena en zonas como Caraguatá Las Toscas. Nos invitó a su casa, que estaba abierta para todo el mundo, a conocer por dentro la realización de la Patria Grande, en ese momento  escribíamos para el periódico del Pit.Cnt, Trabajo y Utopía.
Lo vimos junto a su pueblo, los trabajadores de la madera, cuando se cerraba su fuente de trabajo. En una plaza pública, junto a las organizaciones sociales, decía NO a la baja de la imputabilidad de los jóvenes. Pero también dijo junto a organizaciones sociales NO a la industria metalífera en las zonas de Tacuarembó Rivera.
Defensor de la ecología se convirtió en un difusor de la Laudato Si de Francisco, pero su vida iba unida a lo que trasmitía. La última vez que nos vimos fue en la reunión de la Articuladora de las Comunidades Eclesiales de Base en la Ceu en Montevideo.
Allí se trataba de apostar al desarrollo de las laicas/os como parte del Pueblo de Dios, apostar a la participación de hombres y mujeres en la construcción de una sociedad más fraterna, como sal y fermento, junto con los demás.
Siempre me recordó a aquel otro hermano que se nos fue físicamente, Marcelo Mendiharat, Obispo Emérito de Salto, con quien aprendimos a caminar en los trilles de la solidaridad.
Las comunidades rurales de tu territorio pastoral lo recordaran como un hermano que se jugó por todos ellos. Tengo presente cuando recorrimos la Quebrada de Laureles, con Julio y vecinas, vecinos de Tacuarembó, buscando capacitar a los pobladores rurales en sus emprendimientos de servicios turísticos. Al volver de Laureles, nos daba su  visión de la capacitación, de la trasmisión de conocimientos. Había que tener presente -decía- la sabiduría de los que allí vivían, de sus conocimientos, de lo que podían aportar, partiendo de esas premisas era que se incorporaban otros saberes. Me hacía recordar a Paulo Freire.
Alguna vez me dijo que no había quien llegara a Tacuarembó que no pasara por el Obispado, porque Julio era un referente para toda la sociedad, más allá de creencias o ideologías. Todos coinciden en decir que Julio era un hombre bueno, porque en esa bondad estaba su sapiencia de saber escuchar, aportar, aprender de miradas diferentes.
Habrán muchas lecturas sobre el testimonio de vida de este Obispo “con olor a ovejas” como dice Francisco, quizás algunas vean estas líneas como que reducimos la labor de Julio “a los social”, todo lo contrario, la construcción del Reino, al que aportó mucho Julio, pasa irremediablemente por todas esas realidades que condicionan y posibilitan nuestra condición humana, ese es uno de los legados de este Obispo oriundo de Santa Lucia, Canelones.

Gracias Julio por todo lo que nos diste y nos comprometiste a seguir caminando en esas direcciones, por una sociedad más justa, mas plena, más cercana al Reino.

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