Recuerdo de niño asustarme con las tormentas
eléctricas. Niño del campo observaba
que hasta los animales parecen anunciar lo que se viene; los alguaciles como helicópteros sin
dirección, anuncian vientos fuertes, las hormigas coloradas invaden el
piso, las arañas se asoman por los
rincones, los perros disparan pa´ los galpones, un presagio de lo que se
viene…
En tiempos de sequía se arman tormentas y nada
pasa, recuerdo a cada flash del
relámpago le seguía un tremendo temblor ruidoso, yo cerraba los ojos y al abrirlos me
encontraba con la sorpresa del rostro encendido de mamá. Perplejo por esta reacción desmedida a mi
entender, escuchaba siempre esta frase; “
Adrián, está tronando, reventaron las
vertientes, el agua
viene manando!!! Mamá superaba
el miedo al ruido del tronar, al viento enfurecido sabiendo de la necesidad y esperanza que lloviera,
sabía además que la estampida de los truenos hacía temblar las rocas interiores
del pozo, dejando manar agua, algo turbia, pero agua al fin. Al principio como yo no podía verlo no lo
creía. Pero varias veces al pasar la
tormenta corría hacia el brocal del pozo y allá
abajo venía subiendo despacito el agua, como mamá lo había anunciado.
Varias veces en la vida atravesamos por estas
tormentas, algunas anunciadas y otras que nos topamos inesperadamente. Situaciones límites no deseadas. Decepciones con los demás o con nosotros
mismos. Tiempos en que los problemas
parecen anudarse unos a otros formando una tempestad, no sabiendo donde resguardarnos. Angustias del alma que parecen interminables. Etapas de cansancio y estrés, por lo cual
decimos; “cuando pasará esto? “ esperamos un nuevo año con la ilusión mágica de que mejore. Momentos en que todo lo que gira ante nosotros
es signo de desesperanza, sin ver donde la calma..!
Seguro nos pasó algo similar. Luego de atravesar tus tormentas, te asomaste
al brocal de tu corazón con mirada nueva, descubriendo que el temor se transformaba
en esperanza, encontrándole un sentido nuevo a las situaciones inciertas. Pasó Navidad, nos encontró cansado,
desanimado, insatisfecho, hemos tenido
algún tiempo para reflexionar…no será una oportunidad para darle tiempo al
tiempo? Pasar en medio de la tormenta con la sonrisa llena
de esperanza de Jesús, quién reventó de amor por todos, por ti, por mí en la
oscuridad de la cruz, y al
resucitar nos hizo renacer por el
agua que siempre está manando, llenando nuestro interior de confianza, de una sabiduría sencilla, que nos hace decir
con tranquilidad “ Está
tronando, pero en el fondo algo nuevo, bueno y mejor está viniendo” .
El agua no tiene sentido de ser si no cumple su cometido: generar más
vida. Compartamos la riqueza
de Dios que hay en cada uno de nosotros
y experimentemos la alegría de haber
visto también nacer al niño en los demás……Adrian
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