jueves, 20 de octubre de 2016

Compartimos un aporte de Dn. Raúl SCARRONE, PROFESIÓN MADRE....

¿Profesión? ¡Madre!

Querida Familia:
La Señora Mariana Millar debía hacer un viaje. Para ello, requería sacar Pasaporte y la correspondiente Visa.
Al llenar el formulario de solicitud, al llegar a la pregunta: ¿profesión? Ella muy tranquila escribió: “Madre”.
El empleado de decepcionar la solicitud, le dice muy serio:
“Señora, ser madre no es ninguna profesión”.
¿Y quién le ha dicho a usted que ser madre no es una profesión como cualquier otra? Dígame amigo: ¿Usted de niño no fue al kinder o Jardín de Infancia?


“Sí, Señora”…
¿Y usted no fue atendido durante esos años por una serie de Señoritas profesoras?
“Claro…”
¡Y esas Señoritas profesoras sólo le atendían a usted unas horas!
“Sí, claro”.
“Sí, claro”… ¿y su mamá cuántas horas le atendía a usted?
“Todo el día. Las veinticuatro horas del día”.
¿Y ahora me viene usted a decir que atender unas horas al día es profesión, pero atenderlo las veinticuatro horas, esa no es profesión?
Mariana Millar estaba en lo cierto. Estamos demasiado acostumbrados a ver la maternidad como un simple fenómeno biológico de la naturaleza. Un fenómeno tan normal que casi ni le damos importancia.
Y sin embargo ser madre significa muchísimas cosas más.
Ser madre significa aprender a entender el primer lenguaje del hijo. Un lenguaje sin palabras.
Ser madre significa descubrir las necesidades del hijo sin que nos llame tocando el timbre.
Ser madre significa hacer sonreír al hijo para que se sienta feliz.
Ser madre significa enseñar a hablar y entender el sentido de las palabras.
Ser madre significa leer la sicología de cada hijo.
Ser madre significa enseñar al hijo a ser libre sin dejar de ser dependiente.
Ser madre significa enseñar al hijo a ser él mismo sin rebajar a los demás.
Ser madre significa enseñar al hijo a ser fuerte en sus debilidades.
Ser madre significa enseñar al hijo a sentirse más que sus propios fracasos.
Ser madre significa acompañar al hijo en todo el proceso y etapas de su vida, de su crecimiento y de toda la formación de su personalidad.
Enseñar a ser persona ¿no es acaso algo muy serio?
Veamos en concreto.
¿Cuánto pagaría usted a una especialista del lenguaje, para que le enseñe a hablar a su hijo?
¿Cuánto pagaría usted a una especialista en niños, para que educase a su hijo?
¿Cuánto pagaría usted al que le enseñase a su hijo a andar?
¿Cuánto pagaría usted a quien mantuviese limpio todo el día a su hijo, lo bañe, lo limpie en sus necesidades, le cambie los pañales?
Claro, como su esposa no cobra por el ejercicio de su maternidad, ni le pasa las horas extras, hasta usted, es posible, termine creyendo que eso de ser madre es para ella una afición, un hobbie, igual que jugar al tenis para pasar el tiempo.
Está claro, necesitamos pagar los servicios de alguien para considerarla profesional. Todo lo que se hace por amor, no es parte de la profesionalidad. Todo lo que se hace por amor y no por dinero, vale poco.
La Señora Millar tenía toda la razón. Y esto, por más que pudiera escandalizar a los empleados de tramitar Pasaportes.

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