sábado, 17 de mayo de 2014

REFLEXIONES del P. PANCHO desde MADRID. 5º Dgo. de PASCUA



EL QUE ME HA VISTO A MÍ, HA VISTO AL PADRE.
 Domingo 5º de Pascua - Ciclo A
18 de mayo de 2014 - P. Pancho.
 Partimos de la vida.-
 En nuestros encuentros con las personas, madres de familia, catequistas, animadores de comunidad, visitadores de enfermos, con mucha frecuencia encontramos gente cansada, que se sienten solos ante tantas  responsabilidades, sobre todo cuando surgen conflictos o malentendidos. Les parece que tienen que cargar con todo, y que son siempre ellos los que deben resolver los problemas. Y quizás sea así.
¿Por qué?


Nos ilumina la Palabra

La Primera Lectura (Hech. 6,1-7), nos pinta un cuadro bastante parecido. Nos narra cómo la Iglesia primitiva tuvo que dar respuesta a un problema que surgió en la comunidad cristiana de aquellos primeros tiempos. Al parecer los apóstoles tenían un protagonismo excesivo; ellos lo hacían todo y, como se dice, "el que mucho abarca poco aprieta"; empezaron a aparecer espacios que no se veían bien atendidos. Entonces se  convocó a los cristianos como para una asamblea parroquial y propusieron a la comunidad una nueva manera de organizarse, para funcionar mejor. Así surgió, podemos decir el primer grupo de pastoral social en la Iglesia. No era bueno que todas las tareas de la comunidad cayeran sobre las espaldas de los apóstoles. Los primeros cristianos aprendieron a participar en los servicios de la comunidad. Y a tomar conciencia de algo muy bonito: que no son espectadores pasivos; que todos tienen capacidad para prestar determinados servicios en la comunidad; que todos son "sacerdotes" -dice la carta de Pedro (2,4-9).
Quizás esta sea una e las cosas que una gran mayoría de cristianos se ha olvidado. Se ven sólo como "destinatarios" de la acción pastoral. No se ven y menos se realizan como "actores", como "agentes de la pastoral", se dice hoy.
El "sacerdocio común", de todos los bautizados, es de las cosas menos conocidas y asumidas, en nuestras comunidades. "Poco a poco" (como dicen los españoles) los bautizados fueron perdiendo protagonismo en las tareas de la evangelización; y fue apareciendo el "protagonismo clerical". El cura lo hacía todo o casi todo en la comunidad cristiana. Los demás cristianos eran oyentes, destinatarios y, algunos más cercanos, llegaban a ser  "colaboradores" del cura. Dirán: esos tiempos ya pasaron; sí, pero ciertamente perduran todavía. Por aquí pasa ese "cambio de mentalidad" en que tanto insiste  Papa Francisco. Si nos preguntamos cuál ha sido la mayor de las herejías y la que más daño le ha hecho a la Iglesia a  lo largo de su historia tendríamos que responder que sea esa tan presente aún en la sociedad, sobre todo en los Medios de comunicación: "la Iglesia son los obispos,  los curas,  las monjas"
 Nada más grave podría pasarle a una comunidad que tener el 98% de su cuerpo paralizado, inactivo. Y es lo que dolorosamente sucede en muchas comunidades.

Para superar esas situaciones, en esta Pascua, es preciso mirar a Jesús. El es el "Camino" que nos conduce hacia la "Verdad" que transforma nuestra vida: Dios es Padre; un Padre que cuenta con nosotros, que necesita de nuestra participación y corresponsabilidad, para que todos sus hijos, los de cerca y los de lejos, tengan "Vida", la Vida que nos hace sr sus hijos, la Vida que nos hace ser hermanos de todos, la Vida que es alegría, esperanza, compromiso con la justicia, servicio a los más débiles.

La Vida que se manifestó en Jesús; por eso podía decir: "El que me ha visto ha visto al Padre". Jesús es el "Revelador" del Padre; él nos dice cómo es el Padre, cómo se preocupa por nosotros y nos atiende, cómo nos perdona, como nos ama el Padre; nos dice cómo ese Padre nos llena de su Vida para que también nosotros llevemos vida a los demás.
Lo que fue Jesús con respecto al Padre, lo tenemos que ser nosotros con respecto a Jesús. Jesús dijo: "el que me ve, ve al Padre"; y cada uno de nosotros debería poder decir: "el que me ve, ve a Jesús".

Aquí en la Eucaristía, al darnos hoy el saludo de Paz, vamos a expresar nuestro compromiso sincero de vivir actitudes, gestos y conductas que nos permitan decir: el que me ve, ve a Jesús, sirviendo, creando inclusión, promoviendo la participación, valorando al otro, dándole espacio para que sea "piedra viva" del Templo del Señor, que es su Iglesia.
Hoy, Jesús, tú nos llevas de la mano porque eres el Camino, la Verdad y la Vida. Nosotros queremos que este encuentro contigo, nos llene de paz, de confianza, de consuelo. "No tengan miedo" nos has dicho hoy. Ayúdanos a vivir en tu Verdad,  y en la Vida que brota del encuentro contigo. Amén.-

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