martes, 11 de febrero de 2014

Dn.DANIEL STURLA, UN SALUDO ESPERANZADO.

     CON PALABRAS DE OTRO NOVEL NOMBRAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO, JUANJO CHAPARRO, LE DAMOS LA BIENVENIDA.-
El Papa hizo su exhortación, tan bella, tan sugerente, tan entendible sobre el gozo del evangelio, es decir sobre cómo cada cristiano y las comunidades estamos llamados a ser sal de la tierra y luz del mundo. Llevar la luz de Cristo a otros: no apropiarnos para algunos, sino abrir juego para muchos, TODOS, conozcan, amen, sirvan y alaben a Dios (oración de San Antonio M. Claret).
La sal da sabor (no se está o no se es desabrido), la sal en la Biblia es un signo de duración, de eternidad, en el primer testamento (una alianza de sal, una alianza que permanece entre Dios y el hombre). El cristiano está llamado a colorear con evangelio la vida personal, las relaciones, los encuentros, el trabajo, el tiempo de recreación…las relaciones entre los pueblos, el cuidado de la creación. Todo. Y por eso invita a otros, porque ese Evangelio de Jesús da sentido a su vida, la ilumina, le da sabor. Claro que para esto, hay que dejar una fe conformista, quieta, superficial: a la fe hay que cuidarla, acrecentarla, compartirla, suscitarla…Qué lindo disfrutar una comida sabrosa.
Lo mismo la luz, está para iluminar…. Hay que apostar porque cada comunidad sea luz en su ambiente: preocupado por los pobres, los despreciados, el bien de todos, aportando en la sociedad civil, incluso poniendo a disposición de ellos lo que somos y tenemos. A esto estamos llamados…“compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne. Entonces despuntará tu luz como la aurora…” (Isaías 58, 7-8).
 

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