sábado, 29 de junio de 2013

El teólogo José Arregui.-

José Arregui, teólogo vasco reflexiona,...  ARTICULO COMPLETO  en Blog
¿Cómo es posible que una institución que había tocado fondo en menos de un mes renazca como el Ave Fénix?
Me temo que voy a parecer demasiado escéptico, pero creo que todavía está por verse si la institución vaticana va a ser capaz de renacer y, sobre todo, de volar. No cabe duda de que el Papa Francisco, con unos gestos y unas palabras muy sencillas – y con un enorme aparato mediático, no se olvide – ha logrado levantar, no el vuelo, pero sí un viento de entusiasmo y esperanza.
La esperanza es lo más activo y transformador, pero los vientos se calman o cambian pronto de dirección. También podría suceder que el entusiasmo deje pronto paso al desengaño.
La gran debilidad de esta oleada de entusiasmo que aún sigue viva es que todo depende de una persona, de su carisma y de su poder personal absoluto. La institución católica es una monarquía absoluta fuertemente sacralizada, y mientras no cambie el sistema monárquico o no se desmonte su legitimación teológica, su rehabilitación será solo aparente o incluso puede ser contraproducente, pues puede contribuir a reforzar el carácter absolutista y personalista del sistema. Yo creo que sería mejor que ese Ave Fénix eclesiástico, por seguir con la imagen, no renaciera. El renacimiento de sus cenizas significaría seguir anclados en el Antiguo Egipto. Lo que hace falta es reinventar la institución al aire del Espíritu que alienta y recrea.

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